Hay una ninfa que me encontré en el Esla hace unos
cuantos años y que he tratado de imitar porque me sorprendió su eficacia. Tal
fue esta que la quité por miedo a perderla. Como sólo tenía esa no pude hacerle
la autopsia, así que trate de
imitarla comprando los materiales que a mí me parecieron apropiados. El
resultado: nefasto. Por ello la dejé aparcada a un lado, pero este año me acordé de ella y se lo
comenté a “Josines”, un compañero de pesca que está únicamente un peldaño
por debajo de Dios en el mundo de
la creación de moscas, ninfas y un largo etc de señuelos.