sábado, 23 de junio de 2012

El río de los recuerdos

Las truchas de la vida
 Pero no se olvide de que el recuerdo es como la sal: en la cantidad adecuada le da sabor a la comida; pero si se exagera, estropea el alimento. Quien vive demasiado en el pasado, gasta su presente en recordar”. 


   Traigo estas palabras de Paulo Coelho, de su obra “Cuidado con los recuerdos,”  porque observo como en determinadas páginas en las que se habla de la pesca de la trucha, se mira demasiado hacia atrás y algunas personas han caído en el desanimo manifestando que: o no han salido durante toda la temporada al río, o sólo un par de veces. Hay en sus palabras congoja y cuando cogen la caña la melancolía se apodera de su estado de ánimo pues nada es como antes, su padre y su madre ya no viven, quizás han perdido algún hijo al que enseñaron a pescar, ¡ que dura es la vida!, y que buenos ratos pasó, en otro tiempo, en el  río. En el quehacer cotidiano, me estoy refiriendo a nuestro circulo intimo y familiar, las alegrías eran sustituidas por las penas y viceversa, pero llegábamos al río y el río siempre se comió nuestras preocupaciones y ahora sólo me trae recuerdos que me ahogan y me afligen y caigo en el derrotismo. Bueno, quizás soy un poco exagerado, pero es lo que a mí me muestran determinados relatos en algunos foros.



   La jornada de pesca debe volver a ser un día de integración en la naturaleza y nada mejor que abandonar el río donde siempre hemos estado pescando, recorriendo cualquier tramo de otro de los muchos ríos que tenemos en la provincia, donde consigamos que la naturaleza nos sorprenda de  nuevo, sin mirar al pasado, y así, crearemos un nuevo presente. Quizás en este presente debamos aprender técnicas nuevas de pesca, porque nuestro cuerpo no está para tantos trotes, pero espero  que la brisa fresca del río nos haga querer la nueva vida que nos ha tocado vivir, porque siendo felices o intentándolo, quizás hagamos a otros, que se preocupan por nosotros, también felices. Bueno sólo es una reflexión sobre el desánimo que parece se apodera de nuestra sociedad y que, como no podía ser de otra forma,  al río también ha llegado.



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