sábado, 14 de julio de 2012

Cualquier motivo es bueno para ir de pesca

Riaño 53,1 metros cúbicos por segundo

  
 Hoy viernes me he levantado con ganas de  recuperar mi autoestima, como pescador,  después del mal sabor de boca que me dejó Garaño, así que,  a las 12,30 horas, estaba a orillas del río Esla,  uniformado y listo para que me pasasen revista (el lugar no lo digo  por aquello de que: "el que dice todo lo que sabe dice lo que no conviene") .



Saltona amarilla


  Aunque están soltado 53 metros cúbicos de agua por segundo, hoy he notado una merma sustancial respecto a anteriores jornadas en mi zona de pesca, así que me he lanzado al centro del río y a varear las dos orillas, río abajo.  Las primeras tres truchas fueron pequeñas, todas enganchadas a la ninfa faisán, y cómo no, la primera reglamentaria de 22,5 cm., prendió en la ninfa al introducirse esta debajo de un salguero. Si es que Dios creo los salgueros  para deleite de los pescadores, claro que cuando se engancha el mosquito en alguno, la obra es de satanás y mil demonios más. 

El Esla vigoroso
   A la hora retiro la ninfa al comprobar que están comiendo en superficie y, puesto que el día está ventoso y nublado,  pongo un mosquito más junto a la boya, optando en esta ocasión por un carne con brinca negra (La Paleta 3277) y pluma pardo casi negrisco. Este mosquito junto a la saltona amarilla fueron los campeones, el primero haciendo estragos en las zonas sombrías de las orillas y la saltona en las aguas centrales  del río, esto no quiere decir que  el butano con tórax negro se comportara mal, ni el salmón o salmón fuerte, también el carne  brincado en amarillo hizo su aportación a la recuperación de mi autoestima.


La paleta 3277, brincado en negro
   No obstante también cometí errores, pues sabiendo que en una tirada, si una trucha me enganchaba,  lo más probable era que perdiese algún mosquito pues había un tronco frente a mi posición,   efectué la tirada, perfecta, con el consiguiente enganche de una trucha que rauda y veloz se lanzó al tronco y allí dejé todos los mosquitos y unos  quince metros de sedal; por supuesto el tronco estaba en una parte del río, cual castillo medieval rodeado de su  foso profundo, que me impidió recuperar mis mosquitos (no me gusta dejar mis mosquitos por el río- cuando un entendido los recupera, les hace la autopsia, los imita, los prueba y sin derechos de autor). Por qué efectué esa tirada, por prepotente y vago, pues habiendo bajado ocho o diez metros más hubiese cubierto la zona lo mismo y, al enganchar la trucha, tirando río abajo, el tronco quedaba retrasado  a mi posición  y fácilmente lo podía salvar. En fin, año tras año se repiten los mismos errores. ¡ Aleluya!,  sigo siendo humano.
Las reglamentarias
 Otrosí.- Completado el cupo,  he recuperado mi autoestima como pescador. Ya puedo dormir tranquilo yo y toda mi familia.


A orillas del Esla



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