miércoles, 5 de marzo de 2014

¿POR QUÉ CON MUERTE?


Las saltonas también pescan

   En el foro en el que en alguna ocasión participo -Pescaleon- se ha abierto un post interesante donde se debate sobre la nueva ley de pesca en Castilla y León,  centrando casi todas las controversias entre los que están a favor de la pesca con muerte de los que están en contra. No obstante en el primer grupo, y también en el segundo, hay una cuestión en la que casi todos están de acuerdo y es que si la trucha común se encuentra en una situación extrema de riesgo, debería prohibirse  la pesca con muerte en todos los ríos sin excepciones. Piensan algunos que es discriminatoria en cuanto que  en los cotos sí se va a permitir la captura con muerte de cuatro ejemplares, propiciando de esta forma que se beneficie a los que tienen más medios económicos.


   Es verdad que el debate en algunos momentos se ha acalorado propiciado por algunas replicas  fuera de lugar, como es el caso de favorecer a los ribereños respecto a  pescadores  foráneos. Este sentido de la posesión de las aguas cuando discurren por “mi” pueblo, ciudad, provincia, comunidad autónoma o nación no es nuevo, en nuestro recuerdo perduran los conflictos creados con los trasvases. No obstante lo que me llamó la atención fue que uno de los interviniente lanzase la pregunta siguiente: “ Voy a hacer una pregunta a los que siguen apoyando la pesca con muerte ¿Que aporta la pesca con muerte que no lo haga la pesca sin muerte?
Truchas del Esla
  Pues  aporta vida. No me refiero al hecho de subsistir. Creo que la primera vez que segregué adrenalina tendría seis o siete años, ( en la actualidad tengo 58) cuando con una caña de “humero” un cordel de bramante, un metro de tanza y un anzuelo pesqué mi primer pez en la parte bajera del molino del “Cucurrón” con meluca ( que así se llama en mi valle a la lombriz de tierra). Sin lugar a dudas el momento de mostrárselo a mi madre fue más importante, en la historia de mi vida, que el pescarlo. Probablemente soy un hombre poco evolucionado y aún siento reminiscencias de mis ancestros y la necesidad de  reunirme alrededor de un fuego  con los míos ( familiares, amigos y paisanos) siendo ese plato de truchas vehículo de mi historia en un día cualquiera de cualquier año.
Truchas del Orbigo
   ¡Cómo han cambiado los tiempos! Algunos con el fin de crear conciencias estrechas y culpables han ido introduciendo palabras como “desnucar” llegando a conseguir que unos pescadores a otros ya no muestren sus truchas,  germen, entre otros, de la falta de comunicación en el río. El ego del pescador es innato de ahí las chanzas alrededor de sus historias sobre grandes jornadas de pesca. Recuerdo cuando en mi pueblo, Pinilla de la Valdería, te encontrabas con otro pescador por el río Eria y ambos se mostraban sus truchas. Se iniciaba un acto de socialización importante, así sin darnos cuenta, te abrías a tu “contrincante”,  le informabas donde habías conseguido la más grande, a que mosquito la habías pescado y en ocasiones hilvanabas  una pequeña historia del hecho. Quizás esa pequeña historia con el paso del tiempo fue creciendo, al igual que la trucha que habíamos pescado que orgullosos fuimos mostrando a cuantos se cruzaron en nuestro camino. Sencillamente retales de nuestra existencia que contados con más o menos gracia prendieron en niños y jóvenes maravillados por las azañas de un pescador. 

   Yo no quiero ser un pelma como los que cuentan historias de la mili o el parto del tal o cual hijo. Me gustaría seguir mostrando las truchas que pesco porque forman parte de los buenos momentos de mi vida y quizás, alguno de mis nietos,  prendado del pez deje correr su imaginación y fantasía y en sueños recree lo que en un futuro pueda ser su bálsamo de paz: ser un pescador .

   Claro que según algún memo de la Junta de Castilla y León pescador es “quien cumple los requisitos establecidos para el ejercicio de la pesca” ( art. 10), ¡tonto!, que no,  que pescador según el diccionario de la RAE es “persona que pesca por oficio o por afición”. En todo caso podían haber iniciado el artículo donde definen al pescador diciendo que: a los efectos de esta Ley pescador es el que pesca cumpliendo etc… Bueno, hoy no estaba en mi mente insultar a los responsables de la Consejería de Medio Ambiente de la Junta, pero hay que ver lo que relaja en tiempo de veda y, además, es que me "lo ponen a huevo". 
Truchas del Eria 51 y 23 cm
   Habrá muchos otros motivos para defender la pesca con muerte pero si algo me fastidia es el “buenismo”  esa corriente que se ha instalado en nuestra sociedad que entiende incluso como un atentado a la naturaleza  el cortar una flor que un día recoges del campo y llevas a tu casa. ¡Que daño hace lo políticamente correcto!
  Sin lugar a dudas en los ríos pequeños dentro de unos años habrá menos truchas,    porque  a  partir  de  una  determinada  medida  unas  pocas  grandes, sobre     todo         en la época estival en que la pesca se concentra más, se comerán a la chicas.  Yo lo he podido comprobar en el Eria cuando pesqué una de 51 centímetros ( http://elpescadorpensante.blogspot.com.es/2012/05/truchon-en-el-eria.html ) así que anímense señores responsables de Medio Ambiente y permítannos poder pescar una trucha de más de 40 cm  en lo libre, para compartir con amigos y familiares y seguir contando nuestras historias de pesca que al fin y al cabo también son cultura. 


1 comentario:

  1. Completamente de acuerdo, Un cordial saludo de un pescador madrileño "a la leonesa" que también ata las moscas a mano.

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