Las truchas de la vida |
Traigo estas palabras de Paulo Coelho, de su obra “Cuidado
con los recuerdos,” porque observo como
en determinadas páginas en las que se habla de la pesca de la trucha, se mira
demasiado hacia atrás y algunas personas han caído en el desanimo manifestando
que: o no han salido durante toda la temporada al río, o sólo un par de veces.
Hay en sus palabras congoja y cuando cogen la caña la melancolía se apodera de
su estado de ánimo pues nada es como antes, su padre y su madre ya no viven,
quizás han perdido algún hijo al que enseñaron a pescar, ¡ que dura es la
vida!, y que buenos ratos pasó, en otro tiempo, en el río. En el quehacer cotidiano, me estoy refiriendo
a nuestro circulo intimo y familiar, las alegrías eran sustituidas por las penas
y viceversa, pero llegábamos al río y el río siempre se comió nuestras
preocupaciones y ahora sólo me trae recuerdos que me ahogan y me afligen y
caigo en el derrotismo. Bueno, quizás soy un poco exagerado, pero es lo que a mí
me muestran determinados relatos en algunos foros.
La jornada de pesca debe volver a ser un día
de integración en la naturaleza y nada mejor que abandonar el río donde siempre
hemos estado pescando, recorriendo cualquier tramo de otro de los muchos ríos
que tenemos en la provincia, donde consigamos que la naturaleza nos sorprenda
de nuevo, sin mirar al pasado, y así, crearemos un nuevo presente. Quizás
en este presente debamos aprender técnicas nuevas de pesca, porque nuestro
cuerpo no está para tantos trotes, pero espero que la brisa fresca del río
nos haga querer la nueva vida que nos ha tocado vivir, porque siendo felices o
intentándolo, quizás hagamos a otros, que se preocupan por nosotros, también
felices. Bueno sólo es una reflexión sobre el desánimo que parece se apodera de
nuestra sociedad y que, como no podía ser de otra forma, al río también
ha llegado.
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