sábado, 8 de junio de 2013

MARIANO, UN PESCADOR A LA LEONESA DE SIEMPRE


   El día se presentaba tormentoso, no obstante cuando a un pescador se le mente en la cabeza ir al río es difícil que este desista,- "Bueno, voy un rato y si se pone feo me vuelvo". -"Mejor estoy en el río que durmiendo la siesta",  y la siempre socorrida frase: -"Mejor en el río que en el bar". Con esta afirmación se terminan todos los peros.
   El Esla, para ser la época que es,  venía un poco bajo.  Otros años ya habían soltado agua para el riego y a mí me gusta pescarlo con mucha agua, no obstante venía en unas condiciones optimas.
   Mi cuerda, en esta ocasión, la monté sin rastro pues no había caudal suficiente en la zona donde pesco para que mi ninfa faisán rindiese en condiciones. Puse, cambié y probé todos los mosquitos propios de la época y ni siquiera pude desanzuelar una pequeña. Salvo un par de revolcones nada de nada, claro que también influyó que a partir de las 14,30 horas, la tormenta hizo acto de presencia y los truenos son la mejor medicina para llevarse uno un buen rosco.
  No obstante me di un buen paseo,  reencontrándome este año por primera vez con Mariano.

 No es difícil verlo en su zona de pesca, porque  no abarca más de 200 metros. Pescador campechano que le gusta la pesca y hablar de pesca. Eran las 16,30 horas y me dijo que ni él ni su amigo habían pescado nada y lo veía difícil por la tormenta. 
Mariano, ¡vaya ejemplar!
   Como yo ya me había hecho a la idea de que no era el día apropiado, estuvimos conversando un rato y me comentó que había pescado unas truchas muy buenas a finales del mes de Abril, así que  fuimos hasta su coche y me enseñó varias fotografía en el móvil. Siempre complaciente no le importó reenviármelas para incluirlas en este blog. 
No hay nadie como él para pescar las grandes.

   También me informó que había perdido a un hijo de 48 años el pasado mes de Octubre y lo duro que fue para él permanecer en el hospital  al lado de su esposa operada del corazón sin poder decirle que su hijo había muerto. ¡Qué difícil es la vida a veces!

   En fin,  sé que el río es su bálsamo, su evasión  y estoy con Machado  cuando afirmaba: “La muerte es algo que no debemos temer porque, mientras somos, la muerte no es y cuando la muerte es, nosotros no somos”.

Esta también es de esta temporada.
   Dejo aquí  en memoria de su hijo Luis, una fotografía que saqué ayer de unas amapolas y   un fragmento de las coplas de Jorge Manrique a la muerte de su padre.


Recuerde el alma dormida,

avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,
cómo se viene la muerte
tan callando,
cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;
cómo, a nuestro parecer,
cualquier tiempo pasado
fue mejor.

Para Luis, en los senderos del Esla


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