domingo, 23 de junio de 2013

COTO DE LA OMAÑUELA

Coto de la Omañuela
   El año pasado los  dos cotos que elegimos, Villafeliz y Boca de Huérgano, no los pudimos pescar pues, al tener mal número en el sorteo, tuvimos que pedirlos muy pronto y las lluvias y el deshielo lo hicieron imposible. Este año hemos tenido más suerte y a las 10,00 horas de ayer sábado estábamos todos concentrados en el Bar Pajaro, donde, José Luis, estableció el punto de cita para, en caravana, dirigirnos hasta el coto de la Omañuela. 


Omañuela, parte superior del coto
   Han fallado algunos,  con todo el dolor de sus y de nuestros corazones,  pero circunstancias insalvables les han hecho imposible asistir. Todos esperamos que Benigno se recupere pronto de sus achaques para acompañarnos en Villarroquel y también, por qué no, para poder seguir degustando una copita de su coñac  “Insuperable”, entre relato y relato de viejas y nuevas historias de pesca. 


Parte inferior del coto y los amiguetes reponiendo fuerzas
   Hay que felicitar al Ayuntamiento de Riello por lo bonito y cuidado que tienen el merendero asentado en la parte inferior del coto de la Omañuela. Este coto está tan anclado entre montañas que sólo se puede acceder a él por la parte inferior o por le pueblo de la Omañuela, que se corresponde con la parte superior. Sin lugar a dudas, el merendero fue  el lugar perfecto para tomar el tentempié mañanero  y emitir las primeras impresiones  y predicciones sobre la jornada de pesca que se avecinaba. Para los de mosca ahogada a la leonesa, venía un poco bajo de caudal y óptimo para los de mosca seca.
Nos tocó con el caudal en mínimos

 Mi cuerda de moscas ahogada estaba formada por un carne (la paleta 3277) y un viloleta, de ahogadas; un  salmón fuerte y un chicle de semiahogadas y, de bailarín, un rosa brincado en avellana en pardo. Hice algunos cambios durante la mañana/tarde, como el crema con costera, saltona, hormiga y alguno más, pero los que rindieron fueron el rosa, el carne, el chicle y  el violeta, por este orden. Al tener cinco por encima de la boya tuve que quitarles el arponcillo. No puse rastro porque al venir tan poca agua había que aproximar las tiradas a la orilla.
Rosa brincado en avellana
    Hasta las 18,00 horas que nos dimos un descanso  y nos reunimos de nuevo para tomar un nuevo reconstituyente nadie había pescado ninguna trucha reglamentaria (este coto exige truchas superiores a 24 cm). Resumiendo, mal. La razón, pues la  escasez de agua, la claridad del día, la luna llena o la falta de peces, por poner algunas que no afectan a muestro orgullo de pescadores . Por supuesto, durante el día, puede hacer algo el primero que recorra el coto, siempre que se acerque con mucho cuidado a la orilla del río.
Truchas reglamentarias de la Omañuela
   Después de reponer fuerzas volvimos al río cuando eran ya las 20,30 horas. Es difícil moverse cuando te sientes a gusto charlando con tus compañeros de pesca con una cerveza fresca en la mano en un lugar tan acogedor. Yo recorrí desde la parte superior del coto algo más de  kilómetro y medio sin abrir la caña y al acercarme al río observe que ya los tricópteros danzaban sobre la superficie del agua.
Escasas capturas pero mucha alegría.
   Las primeras capturas, todas pequeñas, lo fueron a la saltona común que fue la reina del sereno, de tal forma  que, tras un enredo de la cuerda por una buena trucha que al final se escapó, monté mis cuatro señuelos saltonas comunes. No se movieron demasiado tiempo y hubo que buscarlas en chorreras  muy resguardadas. Al final tres truchas reglamentarias en un bonito día de pesca. Por supuesto, después de la pesca un rato de reflexión y, como no podía ser de otra forma, en un bar siguiendo los consejos de Coca Cola. 

Cartel explicativo en la parte superior del coto

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