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Coto de la Omañuela |
El año pasado los dos cotos que elegimos, Villafeliz y Boca de Huérgano, no
los pudimos pescar pues, al tener mal número en el sorteo, tuvimos que pedirlos
muy pronto y las lluvias y el deshielo lo hicieron imposible. Este año hemos
tenido más suerte y a las 10,00 horas de ayer sábado estábamos todos concentrados en el Bar
Pajaro, donde, José Luis, estableció el punto de cita para, en caravana,
dirigirnos hasta el coto de la Omañuela.
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Omañuela, parte superior del coto |
Han
fallado algunos, con todo el dolor
de sus y de nuestros corazones,
pero circunstancias insalvables les han hecho imposible asistir. Todos
esperamos que Benigno se recupere pronto de sus achaques para acompañarnos en Villarroquel y
también, por qué no, para poder seguir degustando una copita de su coñac “Insuperable”, entre relato y relato de
viejas y nuevas historias de pesca.
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Parte inferior del coto y los amiguetes reponiendo fuerzas |
Hay que felicitar al Ayuntamiento de Riello por lo
bonito y cuidado que tienen el merendero asentado en la parte inferior del coto
de la Omañuela. Este coto está tan anclado entre montañas que sólo se puede
acceder a él por la parte inferior o por le pueblo de la Omañuela, que se
corresponde con la parte superior. Sin lugar a dudas, el merendero fue el lugar perfecto para tomar el tentempié mañanero y emitir las primeras impresiones
y predicciones sobre la jornada de pesca que se avecinaba. Para los de
mosca ahogada a la leonesa, venía un poco bajo de caudal y óptimo para los de
mosca seca.
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Nos tocó con el caudal en mínimos |
Mi
cuerda de moscas ahogada estaba formada por un carne (la paleta 3277) y un
viloleta, de ahogadas; un salmón
fuerte y un chicle de semiahogadas y, de bailarín, un rosa brincado en avellana
en pardo. Hice algunos cambios durante la mañana/tarde, como el crema con
costera, saltona, hormiga y alguno más, pero los que rindieron fueron el rosa, el carne,
el chicle y el violeta, por este
orden. Al tener cinco por encima de la boya tuve que quitarles el arponcillo. No puse rastro porque al venir tan poca agua había que aproximar las tiradas a la orilla.
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Rosa brincado en avellana |
Hasta las 18,00 horas que nos dimos un descanso y nos reunimos de nuevo para tomar un nuevo
reconstituyente nadie había pescado ninguna trucha reglamentaria (este coto
exige truchas superiores a 24 cm). Resumiendo, mal. La razón, pues la escasez de agua, la claridad del día,
la luna llena o la falta de peces, por poner algunas que no afectan a muestro
orgullo de pescadores . Por supuesto, durante el día, puede hacer algo el primero
que recorra el coto, siempre que se acerque con mucho cuidado a la orilla del
río.
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Truchas reglamentarias de la Omañuela |
Después de reponer fuerzas volvimos al río cuando
eran ya las 20,30 horas. Es difícil moverse cuando te sientes a gusto charlando
con tus compañeros de pesca con una cerveza fresca en la mano en un lugar tan
acogedor. Yo recorrí desde la parte superior del coto algo más de kilómetro y medio sin abrir la caña y al acercarme al río observe que ya los
tricópteros danzaban sobre la superficie del agua.
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Escasas capturas pero mucha alegría. |
Las primeras capturas, todas pequeñas, lo fueron a
la saltona común que fue la reina del sereno, de tal forma que, tras un enredo de la cuerda por una buena trucha que al final se escapó, monté
mis cuatro señuelos saltonas comunes. No se movieron demasiado tiempo y hubo
que buscarlas en chorreras muy
resguardadas. Al final tres truchas reglamentarias en un bonito día de pesca.
Por supuesto, después de la pesca un rato de reflexión y, como no podía ser de
otra forma, en un bar siguiendo los consejos de Coca Cola.
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Cartel explicativo en la parte superior del coto |
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