domingo, 21 de julio de 2013

COTO DE VILLARROQUEL



   No es la primera vez que cito una frase del célebre abogado estadounidense  Ralph Nader : “ Tu mejor maestro es tu último error. Todos pensamos que el otro día en el coto de la Omañuela empezamos a pescar muy tarde y, José Luis, para los amigos “Josines”, nos puso como tarea presentarnos el sábado a las 08,00 horas en el bar Pájaro para aprovechar la jornada de pesca. Así que a las 9,00 horas deberíamos estar bendiciendo ya todos, con nuestras cañas, las aguas claras del coto de Villarroquel. Pues no, a esa hora, como somos muy previsores tomamos posesión de las instalaciones municipales de Llamas de la Ribera - muy cuidadas y límpias -  y con tranquilidad, sosiego y sin prisa dimos cuenta de nuestras viandas mientras recordábamos viejas jornadas con otros actores. ¡Ay que ver que bien organiza “Josines” la logística!

Primer tentempié 
  Este es un coto que, en su parte alta, se pesca en el río Luna y cuando se une con el Omaña, pierden los dos su nombre y nace el  Órbigo. Tres de nosotros comenzamos a pescarlo unos 50 metros por arriba de la desembocadura del Omaña, siendo José Luis el primero que al segundo o tercer lance sacó la primera con una pequeña ninfa. 
¡Y Josines  se las llevó todas al río!
   Eran las once de la mañana y en mi cuerda de moscas ahogadas tenía puesto de rastro una ninfa faisán con un codal de unos 80cm y, 10cm más arriba,  coloqué un perdigón con un codal de unos 6cm. Por arriba de la boya dejé unos 80cm sin colocar ningún mosquito, para evitar enredos con el rastro y até a la línea una hormiga, un paleta 3277, un salmón claro, un salmón fuerte, un rosa fuerte y una saltona (cuerpo inferior 3277 y superior Madeira 1019) . 

Todos los anzuelos iban sin muerte con el fin de ajustarlo a la normativa de Castilla y León. Un recorrido rápido del río, desde donde iniciamos la jornada,  hasta el puente colgante de Llamas, límite inferior del coto,  me sirvió para comprobar que salvo cuatro o cinco sitios, en el resto, únicamente iba a coger trucha pequeña, pues no hay masas profundas de agua donde los grandes ejemplares encuentren refugio. 

Josines con la primera de la jornada
  A las 18,00 horas hicimos un descanso de dos horas para reponer de nuevo fuerzas en el pueblo de Secarejo, (el complejo deportivo de Llamas estaba a rebosar de bañistas). De nuevo “Josines” indicó el lugar y entabló conversación con un lugareño de unos 75 años  que pasaba en bicicleta, al que invitamos a un vaso de vino y a un taco de queso, para  que nos informase de un camino directo hasta el río, porque donde dejamos los coche por la mañana  estaba algo alejado del cauce, de lo que no nos arrepentimos pues nos permitió ver a un corzo a menos de 15 metros cuando nos acercábamos caminando . 

Piscolabis de las 18,00 horas

   Tras los saludos de cortesía se ofreció a comprarnos las truchas. Yo creo que el muy pícaro lo que quería era saber si habíamos pescado o no. Las primeras indicaciones fueron un poco vagas pero después de confesarnos a sus preguntas ya nos dijo que en su tiempo se dedicó a vender patatas a algunos almacenes de León y detalló lo que teníamos que hacer para llegar con los coches hasta el río, eso sí,  nos advirtió que el camino estaba cercado, que lo abriésemos y que no nos olvidáramos de cerrarlo porque había animales sueltos pastando. 
Cada uno a lo suyo
   El rastro no me dio ni una sola trucha y eso que cambié unas cuantas veces de perdigón. A las 13,30 horas lo retiré.  Tampoco cogí ninguna con la saltona. El mejor momento entre las 15 y las 16 horas. Dos de las cuatro truchas reglamentarias las cogí en aguas casi paradas al 3277 de la paleta, dejando la cuerda a la deriva bajo la sombra de unos alisos. Las otras dos al rosa fuerte en la corriente de salida de una zona profunda. He tenido la paciencia de pesar las cuatro truchas y su peso ha sido: 1/ 765g; 2/ 657g; 3/ 544g; 4/ 321g. Respecto a las pequeñas desanzuelé  unas quince truchas que entraron muy bien a la hormiga a primera hora y luego a los  carnes y salmones. La próxima vez que coja Villarroquel pescaré  la parte del río Luna que no conozco.
Cada una me proporcionó una buena ración de adrenalina.
   Regresamos a León a las 23,00h y en el bar “El Pájaro”,  desde donde arrancamos, hicimos balance de la jornada. ¡Que bien sienta un ron con Coca Cola charlando sobre lo divino y humano después de una bonita jornada de pesca!. Por cierto,  siempre que saludamos al  dueño del bar y le preguntamos ¿que tal todo?, nos responde:  " Como siempre dentro de la jaula".   En fin,  así se va pasando la vida. Mañana, lunes, me toca jornada de riego en mi finquita de Pinilla de la Valdería. 

¡Vaya patatas que tengo!

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