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lunes, 8 de abril de 2013

TODO LLEGA

Plantación de cebollas


   El sábado, tempranito, tomé todos mis telares de pesca y para la Bañeza. Recorrí el mercado semanal  echando una ojeada a los puestos donde venden hilos, como suelo hacer los sábado que me encuentro en esta localidad, y al no visualizar ningún  rayón que me pusiese los pelos como escarpias, me acerqué a un puesto donde, año tras años, adquiero cebollas y compré un manojo de cincuenta, para completar las que ya planté en mi huerta hace mas de quince días. Estos vendedores tienen como un sexto sentido que les permite cribar a los mirones de los que tienen interés de compra, haciéndose como los despistados a las preguntas de los primeros  y volcándose con los segundos en la exhibición del género. A mi mujer no le gustan los mercadillos porque dice que tiene la impresión de que siempre la engañan, ¡que subjetiva es la seguridad!


Río Eria
   El topo de todos los años ya ha empezado a hacer estragos entre las cebollas levantándome cinco o seis plantas, doy por hecho que tengo que perder algunas y aumento un cinco por ciento la plantación, no obstante estaré al acecho a ver si lo puedo cazar y pelarlo para hacer un mosquito que monto con su pelo para formar el  tórax y un color kaki en el abdomen, que va muy bien para el mes de mayo. El sábado se me ha pasado casi sin darme cuenta realizando labores en la huerta, entre otras,  sembrar un surco de patatas; esto me ha servido para rebajar mi estado de ansiedad ante la inminente apertura de la pesca.

La primera de la temporada

   El domingo a las 11,30 horas comencé, en mi casa de Pinilla de la Valdería, los actos litúrgicos de preparación al acto sagrado de arranque de la temporada de pesca. El día estaba frío y ventoso por lo que decidí ataviarme con mi indumentaria de pesca en casa, dejando únicamente por ponerme el chaleco, el morral y la sacadera. Eran las 12,00 horas cuando tomé el coche desde la Valdería en dirección a la comarca de la Cabrera, para iniciar la jornada en el río Eria, en la misma zona en la que lo llevo haciendo desde hace unos veinte años; verdaderamente no es nada cómodo conducir con el vadeador puesto, pero haciendo balance de los pros y los contras, y teniendo en cuenta que no son muchos los kilómetros que tengo que hacer,  es una buena opción.
La primera al Pardón

   El río, a simple vista, no ha experimentado cambios sustanciales en su recorrido al  de otros años, lo que indica que sus orillas están bien consolidadas y fijadas por los árboles y matorrales que jalonan sus márgenes o que, las crecidas de estos años, no han sido lo suficientemente fuertes para alterarlo. La primera tirada con mi cuerda, construida con  una ninfa faisán de rastro, como ahogadas un paja y un violeta, de simibailarina un tabaco y de bailarina un pardón, fue a parar al centro del río de una gran tablada.