Plantación de cebollas |
El
sábado, tempranito, tomé todos mis telares de pesca y para la Bañeza. Recorrí el mercado
semanal echando una ojeada a los
puestos donde venden hilos, como suelo hacer los sábado que me encuentro en
esta localidad, y al no visualizar ningún
rayón que me pusiese los pelos como escarpias, me acerqué a un puesto
donde, año tras años, adquiero cebollas y compré un manojo de cincuenta, para
completar las que ya planté en mi huerta hace mas de quince días. Estos
vendedores tienen como un sexto sentido que les permite cribar a los mirones de
los que tienen interés de compra, haciéndose como los despistados a las
preguntas de los primeros y
volcándose con los segundos en la exhibición del género. A mi mujer no le
gustan los mercadillos porque dice que tiene la impresión de que siempre la
engañan, ¡que subjetiva es la seguridad!
Río Eria |
El
topo de todos los años ya ha empezado a hacer estragos entre las cebollas levantándome
cinco o seis plantas, doy por hecho que tengo que perder algunas y aumento un
cinco por ciento la plantación, no obstante estaré al acecho a ver si lo puedo
cazar y pelarlo para hacer un mosquito que monto con su pelo para formar el tórax y un color kaki en el abdomen, que
va muy bien para el mes de mayo. El sábado se me ha pasado casi sin darme
cuenta realizando labores en la huerta, entre otras, sembrar un surco de patatas; esto me ha servido para rebajar
mi estado de ansiedad ante la inminente apertura de la pesca.
La primera de la temporada |
El
domingo a las 11,30 horas comencé, en mi casa de Pinilla de la Valdería, los
actos litúrgicos de preparación al acto sagrado de arranque de la temporada de
pesca. El día estaba frío y ventoso por lo que decidí ataviarme con mi
indumentaria de pesca en casa, dejando únicamente por ponerme el chaleco, el
morral y la sacadera. Eran las 12,00 horas cuando tomé el coche desde la Valdería
en dirección a la comarca de la Cabrera, para iniciar la jornada en el río Eria,
en la misma zona en la que lo llevo haciendo desde hace unos veinte años;
verdaderamente no es nada cómodo conducir con el vadeador puesto, pero haciendo
balance de los pros y los contras, y teniendo en cuenta que no son muchos los
kilómetros que tengo que hacer, es
una buena opción.
La primera al Pardón |
El río, a simple vista, no ha experimentado cambios
sustanciales en su recorrido al de
otros años, lo que indica que sus orillas están bien consolidadas y fijadas por
los árboles y matorrales que jalonan sus márgenes o que, las crecidas de estos
años, no han sido lo suficientemente fuertes para alterarlo. La primera tirada
con mi cuerda, construida con una
ninfa faisán de rastro, como ahogadas un paja y un violeta, de simibailarina un
tabaco y de bailarina un pardón, fue a parar al centro del río de una gran
tablada.
Es como el miedo escénico en la primera representación de una obra de teatro, pero sin público. Te sientes raro, como andar en bicicleta después de no utilizarla durante unos cuantos años, unas pedaladas y ya está la confianza reinstalada. Pues eso, que a los diez minutos ya estaba yo como siempre arriesgando los mosquitos entre los salgueros y “humeros”.
Es como el miedo escénico en la primera representación de una obra de teatro, pero sin público. Te sientes raro, como andar en bicicleta después de no utilizarla durante unos cuantos años, unas pedaladas y ya está la confianza reinstalada. Pues eso, que a los diez minutos ya estaba yo como siempre arriesgando los mosquitos entre los salgueros y “humeros”.
El violeta imprescindible en Abril |
No
me cruce en la zona donde pesco con ningún pescador, claro que, la
Administración, se ha encargado, al prohibir la pesca con cebo en todo el río Eria,
de meter a los ancianos ribereños en sus casas. Algún día escribiré algo sobre
estos “bobos” y “despiadados” que nos gobiernan en relación a este asunto, hoy
estoy demasiado cabreado y ya saben lo que dice un proverbio árabe: “ Cuando te
inunde una enorme alegría, no prometas nada a nadie. Cuando te domine un gran
enojo, no contestes ninguna carta”.
La primera reglamentaria de la temporada |
Disfrutar,
disfruté como un niño, pero frío tomé para mi y para toda mi familia. El agua
estaba helada y cuando mojabas las manos se encargaba el viento de aumentar esa
sensación. Durante las dos
primeras horas no toqué ni una sóla
trucha, limitándome a patear el entorno y a buscar alguna zona resguardada cuando aparecían las nubes
pardas, tras los montes que parten la Cabrera de la Valdería, portadoras de esa
lluvia fina que en ocasiones formaba pequeños copos de nieve. Cuando cayeron los primeros copos me reí recordando que, hace unos
días, estaba hablando por teléfono con mi hijo que vive en Trobajo del Camino y en un determinado momento de la conversación le dije que, aquí en León, estaban cayendo una “morceñas” de
nieve. Rápido me dijo: Repite, repite, ¿qué palabra has utilizado?- Esa seguro que no viene en el
diccionario. - Pues claro que no viene,
le dije, pero en la Valdería
y parte de Zamora se ha utilizado toda la vida para definir la ceniza o restos
de partículas procedentes del fuego y que se ven muy bien como salen cuando se
remueven las ascuas. Por eso un habitante de la Valdería, cuando el año pasado se quemó el monte, no hubiese
dicho que las cenizas llegaron hasta León, el hubiese comentado que hasta en León había
“morceñas” del fuego de Castrocontrigo.
También esta zona se quemó |
En
fin, que a las 14,30 horas cogí la primera de unos 15 centímetros al pardón y no sería hasta las 17,00 horas cuando
pesqué otra de 23 cm y, como no, también al pardón. Estuve a punto de irme a
las 16,30 horas, pero observe que las golondrinas comenzaban sus vuelos
rasantes sobre la tablada y esos me hizo desistir y prolongar, hasta las 18,00
horas mi estancia en el río, pescando la de 23 cm y otras dos más pequeñas,
una al violeta y de nuevo el culpable fue el pardón.
Con
el frío metido en el cuerpo me despedí del río hasta el próximo martes, si las
circunstancias o el tiempo no lo impiden.
Comienza a entrar la primavera en el Eria |
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