lunes, 29 de abril de 2013

UNAS HORAS DE SOSIEGO


   Eran las 12,30 horas  del viernes pasado cuando terminé mis labores en la huerta y, como no estaba muy cansado, pensé: Llevo asistiendo, en una semana, a dos entierros en Pinilla de la Valdería y al final todas nuestras grandezas, títulos, riquezas, amarguras y cabreos caben en la estrechez de un sepulcro, así que vamos a darle un poco más de "tralla" al cuerpo y a disfrutar del río de mis sueños tratando   de despojarme del desasosiego que me cubre.  
El río Eria crea y destruye
  Con una ninfa faisán de rastro, cuyo codal se acercaba al metro de largo, otra, con uno de treinta centímetros, por encima de la boya y dos ahogadas,  una un pardón y la otra montada con un Guterman 448, brincada con un color  Burdeos y pluma  pardo aconchado, inicie la jornada en el río Eria. 

Al llevar una ninfa plomada por encima de la boya, todos los señuelos van sin arponcillo, para, de esta manera, cumplir con la normativa vigente. 

Siempre luchadoras
  Por supuesto las cuatro o cinco primeras todas me entraron a la ninfa que tenía de rastro. ¡Ay que ver como luchan!. Alguna no era mayor que mi dedo corazón, pero la picada parecía la de un tiburón.

La más pequeña del día.
   El río estaba impecable para practicar la pesca, pues ya ha perdido la hinchazón creada por la lluvia y nieve  del mes marzo y,  en sus márgenes, es donde primero se aprecia que la naturaleza se ha "desemperezado" del largo luto del invierno leones.
Esta tampoco dio la medida
   Serían las dos y media cuando retiré  la última ninfa, la que tenía de rastro; la otra, como no me daba nada, la retiré como una hora antes.   Me senté en una pradera para recomponer mi cuerda de moscas ahogadas, no sin antes comerme una naranja mientras disfrutaba de los cantos vivos y cercanos de algunos pájaros,  mientras, de vez en cuando, me llegaban casi imperceptibles y apagados los ruidos de las máquinas que limpian los montes,  de viejos pinos, arrasados por el incendio iniciado en Castrocontrigo el verano pasado.
Ahogada amarillo prosarnosa
   Coloqué en  la cuerda de ahogado  un guterman 215, brincado en amarillo huevo y pluma  en indio ( en prueba;  me dio una), semiahogados un violeta y un  amarillo prosarnosa, semibailarín un pardón y de bailarín  el Guterman 448. Al ser cinco por encima de la boya van sin arponcillo.


Tirada de dos

   Los mejores el violeta y el Guterman 448, con el amarillo prosarnosa únicamente cogí una. En total serían unas doce truchas y ninguna dio la medida reglamentaria, no obstante, fue una bonita tarde de sosiego; hoy lunes ya estoy maquinando para concederme otra. A ver si mejora el mal tiempo que tenemos.   

Un nuevo color inunda el valle

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