Eran las
12,30 horas del viernes pasado
cuando terminé mis labores en la huerta y, como no estaba muy cansado, pensé: Llevo
asistiendo, en una semana, a dos entierros en Pinilla de la Valdería y al final todas
nuestras grandezas, títulos, riquezas, amarguras y cabreos caben en la
estrechez de un sepulcro, así que vamos a darle un poco más de "tralla" al cuerpo
y a disfrutar del río de mis sueños tratando de despojarme
del desasosiego que me cubre.
El río Eria crea y destruye |
Con una ninfa
faisán de rastro, cuyo codal se acercaba al metro de largo, otra, con uno de treinta
centímetros, por encima de la boya y dos ahogadas, una un pardón y la otra
montada con un Guterman 448, brincada con un color Burdeos y pluma
pardo aconchado, inicie la jornada en el río Eria.
Al llevar una ninfa plomada por encima de la boya, todos los señuelos van sin arponcillo, para, de esta manera, cumplir con la normativa vigente.
Al llevar una ninfa plomada por encima de la boya, todos los señuelos van sin arponcillo, para, de esta manera, cumplir con la normativa vigente.
Siempre luchadoras |
Por supuesto las cuatro o cinco primeras todas me entraron a la ninfa
que tenía de rastro. ¡Ay que ver como luchan!. Alguna no era mayor que mi dedo
corazón, pero la picada parecía la de un tiburón.
La más pequeña del día. |
El río estaba impecable para practicar la pesca, pues ya ha perdido la
hinchazón creada por la lluvia y nieve
del mes marzo y, en sus
márgenes, es donde primero se aprecia que la naturaleza se ha "desemperezado" del
largo luto del invierno leones.
Esta tampoco dio la medida |
Serían las dos y media cuando retiré la última ninfa, la que tenía de rastro; la otra, como no me
daba nada, la retiré como una hora antes. Me senté en una pradera para recomponer mi cuerda de
moscas ahogadas, no sin antes comerme una naranja mientras disfrutaba de los
cantos vivos y cercanos de algunos pájaros, mientras, de vez en cuando, me llegaban casi imperceptibles
y apagados los ruidos de las máquinas que limpian los montes, de viejos pinos, arrasados por el
incendio iniciado en Castrocontrigo el verano pasado.
Ahogada amarillo prosarnosa |
Coloqué en la cuerda de ahogado un guterman 215, brincado en amarillo huevo y pluma en indio ( en prueba; me dio una), semiahogados un violeta y
un amarillo prosarnosa, semibailarín
un pardón y de bailarín el
Guterman 448. Al ser cinco por encima de la boya van sin arponcillo.
Tirada de dos |
Los
mejores el violeta y el Guterman 448, con el amarillo prosarnosa únicamente
cogí una. En total serían unas doce truchas y ninguna dio la medida
reglamentaria, no obstante, fue una bonita tarde de sosiego; hoy lunes ya estoy
maquinando para concederme otra. A ver si mejora el mal tiempo que
tenemos.
Un nuevo color inunda el valle |
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