miércoles, 25 de abril de 2012

Entre el huerto y el río




Mi tomatera


   Compruebo en mi huerta que las patatas que sembré a últimos de marzo empiezan a nacer, espero que no se me hielen porque el tiempo está frío,  no obstante, ayer he plantado  veinte plantas de tomate que he tapado con plásticos, las he regado  y a las 12,00 h., para el río Eria. Mi aparejo está formado únicamente por tres ninfas, siendo la última y más pesada la montada con pluma de faisan, seguida de dos perdigones unos rojo y otro negro.

Ya nacen 


   El río trae poco agua, aunque creo que algo más que el día que se abrió la veda. A la tercera tirada cogí la primara de 22 centímetros con la ninfa faisán. Como estrenaba una funda para el iPhone, que me había regalado mi hija,  probé  sacar una fotografía a través de la funda y salió muy bien, pudiendo mandarla  a través de la aplicación WhastsApp  sin tener que sacar el teléfono.


La primavera entra en el Eria


    En esta jornada estoy un poco torpón he propezado con unas matas y al fijarme me he dado cuenta que son de roble y que tenían las clásicas bolitas con las que de niño jugabamos a las canicas; nos salían baratas e importaba poco perderlas jugando, pues eran faciles de reponer. A partir de las 14 horas se  ha levantado bastante aire dificultando las tiradas;  han aumentado los enredos del sedal y aproveché en uno de ellos para colocar, por encima de la boya,  un pardón, pues veo eclosiones de este mosquito; después de varias tiradas rectifico la posición del pardón alejándolo de la boya  pues me crea problemas con el rastro donde van las ninfas ( lo coloco a 1, 50m  mas o menos de la boya). He visto huellas de corzos que, en esta época, comen el bulbo de una pequeña planta escarbando con las patas delanteras, también de jabalí, sólo que estos no se anda con tonterías y levantan grandes corros, dejandolo como si lo hubiesen arado.
Mis canicas de niño (Agallas producidas por la reacción del árbol  ante los huevos dejados por un insecto en las yemas)
   Una de mis tiradas preferida es debajo de  un puente, donde hay una mata de espino que suele almacenar alguna que otra boya, por ahora sólo tiene una, porque la mía que se engancho y quedó allí,  posteriormente la recuperé no sin que me entrase agua hasta el dedo gordo de ambos pies. ¡Coño, que fría estaba! Un momento antes había cogido una con el pardón y le había sacado unas fotos con la camara Canon, que siempre llevo en el bolsillo interior de vadeador que cierra con una cremallera impidiendo que entre agua, si no está mucho rato expuesto a esta y claro los días que uno está torpón no concluye las cosa y, vamos,   la cremallera sin cerrar  lleva aparejado que la cámara se mojase. Resumiendo que despues de varios intentos no funcionaba, así que la abrí saque la pila, la tarjeta de memoria y al pueblo, donde me cambie y con un secador de pelo le dí a la cámara durante un buen rato sin ningún resultado.

Pescada con pardón


   Después de recoger unos espárragos silvestres que tengo localizados en unas tierras que no se cultivan, retorno para León, habiendo pescado dos truchas de la medida ( faisan y  perdigón negro con brinca burdeos y saco alar rojo) y cinco más pequeñas, de ellas dos al pardón.






   Una vez en León activo la calefacción y coloco en un radiador la cámara, habiendo tenido la precaución de sacar la pila y la tarjeta de memoria; pongo a cargar la pila y una hora después…¡ milagro!, ¡funciona!,  puedo recuperar las fotografias que saqué; la pantalla se ve borrosa, como si aun tuviese agua. Reinicio el procedimiento y le meto otra ración de radiador y la cámara, como por arte de magia,  vuelve a estar a pleno rendimiento. Vamos, un día movidito. No me encontré a ningún pescador  en el aproximadamente kilómetro que pesco y me hubiese gustado darle un poco a la lengua. 


La fuerza del agua




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