martes, 3 de abril de 2012

Vareando el Eria


Río Eria caudal de julio en Marzo
La primera de la temporada 2012



   Eran las once y media  de la mañana cuando lance mis ninfas al río Eria (la localidad me la callo, por aquello de que el que dice todo lo que sabe dice lo que no conviene, ja, ja)   y las 17,30 horas, cuando me fui, porque el cuerpo no está habituado y por el lado derecho me entró un dolor de los que quitan la respiración. Durante ese tiempo, y a pesar de  ser el primer día,  no me ocurrió ningún percance digno de mención, vamos que no me caí al río, aunque me quedé sin bocadillo  porque me entró agua y el pan era una pasta pegada al chorizo picante de Ezequiel. Me imagino que durante la noche los corzos o algún jabalí, que abundan en la zona, lo habrán aprovechado.
   Encontré mi zona de pesca desconocida, pues en el kilometro,  aproximadamente que yo pesco, sólo había cinco sitios donde podía lanzar mis ninfas debido a la escasez de agua. Me encontré con  cinco pescadores, no muy dados a la conversación, sólo con uno de ellos, además del intercambio del saludo de rigor,  mencionamos las frases utópicas típicas de este deporte “ trae poca agua pero para mojar los mosquitos sirve” etc.
   En total pesqué unas doce truchas, cuya medida oscilaba entre los 8 y los 24 centímetros, dando solamente dos la medida reglamentaria, de ellas, la mayoría me entraron a la ninfa montada con pluma de faisán y a un perdigón del color del pardón. Me lo pasé muy bien,  porque acompañó el día con un sol primaveral  propio del mes de junio.


Con el perdigón pardón

Con ninfa faisán


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