domingo, 18 de marzo de 2012

Mi huerta


   Por la mañana huerta y por la tarde pesca, ¡que vida más perra!, la del prejubilado. Hoy he plantado 150 cebollas de verano y  15 repollos de “corazón de buey”; también he sembrado un surco de patatas, de las que llaman de “repundia”. Ahora parece desangelada pero, pasados unos meses, uno entra en éxtasis bajo la sombra de los ciruelos y peral al ver como, las diminutas plantas que uno va replantando,  han alcanzado su madurez y generosamente nos dan sus frutos cultivados sin pesticidas y sólo con abono orgánico que me proporciona José Manuel “el Niño” de su rebaño de ovejas. Toda la vida ha sido  “el  Niño”,  mucho antes de nacer Fernando Torres, pues en la actualidad ya se acerca a los 60 años. 
   En fin, este arrobamiento en el que entro en mi huerta,  me permite afrontar relajado las frustaciones de las malas jornadas de pesca que en el río Eria, cada vez son más habituales, no obstante, siempre hay que ver la botella medio llena y por una razón o por otra las orillas del río Eria siempren me sorprenden con algo positivo y recuerdos nostágicos de mi juventud, ¡cuantas cucharillas perdí de joven!, cucharillas que mi tio reponía, porque los cuatro duros que uno tenía servian a causa más justa los domingos y fiestas de guardar.
  He sacado una fotografía del ciruelo, porque estando en flor el 17 de marzo, creo que este año ya probamos las ciruelas, ¡ pues no quedan heladas hasta el cuarenta de Mayo! y esto es todo lo que vamos a ver de los frutos.





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