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Mi tomatera |
Compruebo
en mi huerta que las patatas que sembré a últimos de marzo empiezan a nacer,
espero que no se me hielen porque el tiempo está frío, no obstante, ayer he plantado veinte plantas de tomate que he tapado
con plásticos, las he regado y a
las 12,00 h., para el río Eria. Mi aparejo está formado únicamente por tres
ninfas, siendo la última y más pesada la montada con pluma de faisan, seguida
de dos perdigones unos rojo y otro negro.
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Ya nacen |
El
río trae poco agua, aunque creo que algo más que el día que se abrió la veda. A
la tercera tirada cogí la primara de 22 centímetros con la ninfa faisán. Como
estrenaba una funda para el iPhone, que me había regalado mi hija, probé sacar una fotografía a través de la funda y salió muy bien,
pudiendo mandarla a través de la
aplicación WhastsApp sin tener que
sacar el teléfono.
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La primavera entra en el Eria |
En esta jornada estoy un
poco torpón he propezado con unas matas y al fijarme me he dado cuenta que son
de roble y que tenían las clásicas bolitas con las que de niño jugabamos a las
canicas; nos salían baratas e importaba poco perderlas jugando, pues eran
faciles de reponer. A partir de las 14 horas se ha levantado bastante aire dificultando las tiradas; han aumentado los enredos del sedal y
aproveché en uno de ellos para colocar, por encima de la boya, un pardón, pues veo eclosiones de este
mosquito; después de varias tiradas rectifico la posición del pardón alejándolo de la boya pues me crea problemas con el rastro donde van las ninfas ( lo coloco a 1, 50m mas o menos de la boya). He visto huellas de corzos que, en esta época, comen el bulbo de una pequeña planta escarbando con las patas delanteras, también de jabalí, sólo que estos no se anda con tonterías y levantan grandes corros, dejandolo como si lo hubiesen arado.
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Mis canicas de niño (Agallas producidas por la reacción del árbol ante los huevos dejados por un insecto en las yemas) |
Una de mis tiradas preferida es debajo de un puente, donde hay una mata de espino que suele almacenar alguna que
otra boya, por ahora sólo tiene una, porque la mía que se engancho y quedó
allí, posteriormente la recuperé
no sin que me entrase agua hasta el dedo gordo de ambos pies. ¡Coño, que fría
estaba! Un momento antes había cogido una con el pardón y le había sacado unas
fotos con la camara Canon, que siempre llevo en el bolsillo interior de
vadeador que cierra con una cremallera impidiendo que entre agua, si no está
mucho rato expuesto a esta y claro los días que uno está torpón no concluye las
cosa y, vamos, la cremallera
sin cerrar lleva aparejado que la
cámara se mojase. Resumiendo que despues de varios intentos no funcionaba, así
que la abrí saque la pila, la tarjeta de memoria y al pueblo, donde me cambie y
con un secador de pelo le dí a la cámara durante un buen rato sin ningún
resultado.
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Pescada con pardón |
Después de recoger unos
espárragos silvestres que tengo localizados en unas tierras que no se cultivan,
retorno para León, habiendo pescado dos truchas de la medida ( faisan y perdigón negro con brinca burdeos y saco
alar rojo) y cinco más pequeñas, de ellas dos al pardón.
Una vez en León activo la
calefacción y coloco en un radiador la cámara, habiendo tenido la precaución de
sacar la pila y la tarjeta de memoria; pongo a cargar la pila y una hora
después…¡ milagro!, ¡funciona!,
puedo recuperar las fotografias que saqué; la pantalla se ve borrosa,
como si aun tuviese agua. Reinicio el procedimiento y le meto otra ración de
radiador y la cámara, como por arte de magia, vuelve a estar a pleno rendimiento. Vamos, un día movidito. No me encontré a ningún pescador en el aproximadamente kilómetro que pesco y me hubiese gustado darle un poco a la lengua.
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La fuerza del agua |